lunes, 14 de abril de 2008

Buscándole la vuelta a la manzana

Ayer iba caminando por la vereda, y antes de cruzar vi a un hombre que mientras manejaba, comía una manzana.
Una manzana. Me llamó la atención. ¿Necesariamente debía comer esa fruta en ese preciso instante? ¿Acaso una manzana puede ser tan irresistible para que pueda ser comida en cualquier lugar y momento? Otra cosa que me hizo pensar fue que, además, el hombre debe haber planeado la situación. Es común (aunque no sea correcto) observar a conductores fumando, hablando por teléfono o hasta con un chupetín. Alguien puede comprar un alfajor o un paquete de galletitas y tener casualmente en el auto, ¿pero tener una manzana? ¿Algunas personas naturistas guardan fruta en su guantera?
De haber sido el hombre cuidadoso y detallista, ¿la habría lavado previamente y la dejó en el vehículo? ¿El muchacho pensó: tengo que ir a tal lado, y voy a ir comiendo una manzana?¿Siempre lleva consigo una fruta? Si pretendía cambiar su dieta y comer algo saludable para la vida, ¿no es medio contradictorio que lo haga mientras arriesga la misma?
También especulé con que el hombre no tuvo tiempo de su merecido postre (igualmente eran las 5 de la tarde), pero retomo lo que dije antes, ¿tan irresistible es la manzana? Si hubiera sido un cucurucho con chocolate con nuez, capaz que lo entendía más.
Intenté ponerme en su lugar unas cuantas veces en diferentes cirscunstancias, sin encontrar explicación, seguramente porque la respuesta es tan simple como: El tipo disfrutaba su fruta y punto, y quien le busca la vuelta tratando de tropezar con una explicación que colme las expectativas y calme las dudas, soy yo nomás.
Sin embargo, esto no se termina acá, porque considero a ese acto una imprudencia, y quiero hacer un cartel de precaución en esa esquina y en todas las que pueda. Pienso alertar a los conductores, y cuando vean el cartel de: "Si come manzana, no maneje", sabrán que me puse en marcha.

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