lunes, 16 de junio de 2008

Técnicas

Aburrido, mirando por la ventana de mi casa, me imaginé en la calle imaginándome en un bar, charlando con un viejo amigo:
- El otro día lo vi a Ricardo, está cambiado che.
- ¿Lo saludaste?
- Sí
- ¿Tenía alguna novedad?
- Le pregunté cómo andaba, qué era de su vida…
- ¿Y que te respondió?
- Me sonrió, me dio una palmada en el hombro, y me robó la billetera.
Tras esa conversación fruncí el seño, deje de figurarme en el bar desde la calle, y me toqué el bolsillo trasero. No tenía la billetera. Dejé de imaginarme en la calle desde mi casa, me palpé otra vez y nuevamente, sin billetera. Renuncié a la imaginación y comencé a buscar mi pérdida por la casa, pero fue en vano, había desaparecido.
Aturdido decidí volver a los lugares en los que estuve. Me recordé en el bar y en la calle otra vez, pero no tuve rastros de ella. Me imaginé en la casa de mi amigo, la busqué por todos lados, y nada. Hice lo mismo en el domicilio de mi madre y tampoco la encontré. Finalmente, atónito, me di por vencido.
La nueva técnica de Ricardo para robar en imaginaciones ajenas era contundentemente infalible y desconcertante.

1 comentario:

La Luna dijo...

Excelente!
Y eso que insisten hasta el cansancio en eso de que 'soñar no cuesta nada'. Depende de qué sueñes!
=P

besos!