miércoles, 29 de octubre de 2008

Problema cotidiano

Por una cuestión de ubicación cardinal, el departamento de Luis y Luisa se llenaba de tierra todos los días.
Ella, fanática de la limpieza, no pasaba más de dos días sin realizar una aspirada general. Él, más relajado, pasaba un trapo cada cuatro o cinco.
Las discusiones en ese departamento sobre la tierra eran continuas y los deseos de mudarse de Luisa resultaban recurrentes. Además, la mujer estaba exhausta entre tantas aspiradas y su trabajo fuera de casa.
Luis volvía más tarde que su esposa al hogar, y siempre la encontraba ordenando la mugre del lugar.
- Luisa, vamos a contratar a una muchacha que limpie la casa, tres veces por semana, esto no puede seguir así.- Dijo él, preocupado por el cansancio de su mujer.
Ella aceptó un tanto desconfiada, no sabía si haría un buen trabajo. Él la convenció.
Al día siguiente se puso en contacto con las referencias que prontamente le acercaron y contrató a Claudia.
- A las nueve de la mañana viene.- Le dijo Luis a Luisa esa misma noche.
Durmieron tranquilamente, sabiendo que el problema de la tierra sería del pasado.
Cerca de las seis, Luis se dio vuelta en su cama y escuchó unos ruidos provenientes desde el comedor. Notó que Luisa ya no estaba a su lado. Fue lentamente hacia el lugar y se encontró con su mujer, limpiando intensamente gran parte del departamento.
- ¡Luisa! ¿Qué estás haciendo? ¡Hoy viene Claudia a limpiar!- Dijo enérgico e indignado Luis.
- ¡Ya lo sé!.- Respondió ella acelerada- ¿Pero qué va a decir cuando llegue y encuentre la casa inmunda de tierra?